viernes, 4 de mayo de 2012

Disrupción tecnológica en la música

Hace ya bastante tiempo oí - o leí en Twitter -  a Alex de la Iglesia @alexdelaiglesia decir que la industria del cine estaba destinada a adaptarse a internet o desaparecería. La verdad es que no le presté mucha atención, pero esta semana dándole vueltas al tema de la música me he dado cuenta que para mi la música ha desaparecido, o tal vez sería más correcto que yo he desaparecido para la música.
Para empezar tengo que decir que nunca he tenido mucha vista a la hora de mis elecciones con respecto a al música. El primer disco que me compré, con la paga que había ahorrado durante un año, fue el de Milli Vanilli. Empecé con mal pie... Tardé unos cuantos años en volver a comprar algún disco, entre otras cosas por lo incómodo de los vinilos, pero los CDs llegaron justo con mi adolescencia, por lo que como toda quinceañera que se precie, me gasté el dinero que no tenía en ellos. El interés me duró poco, ni siquiera llegue a la época del top manta, supongo que existía pero no era tan generalizado. La última gran inversión fue un minidisc, seguía con mi ojo crítico para elegir en aspectos relacionados con la música...
No se si fue la educación en un colegio religioso y el eterno sentimiento de culpa que te inculcan en estos sitios o a la obsesión de mi padre por la vergüenza que sufriría si a sus hijas les cogieran robando, pero el caso es que desde que se asoció la palabra "robo" a los derechos de autor violados por el intercambio de música, he sido incapaz de ver las cosas con perspectiva.
He tenido varias discusiones con mi pareja acerca de la legalidad o no de bajarse películas y música de internet, pero nunca he tomado una postura valiente. A nivel personal, la primera y la última descarga de música que hice se remonta a los tiempos de universidad, el siglo pasado... Todos mis amigos habían dejado de comprarse CDs y ya nadie me dejaba música, así que opté por intentar bajar música con Audiogalaxy. Dos días después, lo cerraron. La verdad es que en aquella época en la que mi única conexión a internet era un módem a la línea telefónica, el cierre casi fue un descanso.
No volví a pensar más en el tema. No lo he hecho hasta ahora. Cuando ha habido algo de música realmente quería tener se la he pedido a mi novio (por eso de ojos que no ven, corazón que no sienten). Sencillamente ahora me limito a escuchar la radio. Creo que en mi iPod no entra música nueva desde que pasé todos mis CDs al ordenador, por cierto, que tarea más pesada...
El pasado mes de Marzo comencé a ir a clases de spinning y me di cuenta que la música que nos ponían era de los años 80 y principios de los 90, no es de extrañar puesto que las clases son en el polideportivo municipal y deben ser muy cuidadosos con las normativas y que muy poca gente tiene música "legal" de después de esa época. Aún así, creo que si un miembro de la SGAE para por allí, alguna multa se le ocurriría.
Esta Semana Santa recapacité y decidí que no podía seguir conviritiéndome en mi padre y que empezaría a escuchar música y no sólo la radio. Mi plan era investigar grupos en youtube y pagar en itunes por lo que realmente me gustara... menos mal que no soy muy rápida en mis acciones. La semana pasada leí un artículo en The Economist en el que se decía, de pasada, que la licencia de la música descargada vía iTunes puede ser revocada después de la muerte del titular.
Sinceramente, ya estoy cansada, he pagado cientos de euros por el maldito canon digital cuando lo único que yo almaceno son mis fotos y mis trabajos. Es curioso, el gobierno decidió que todo el que comprara uno dispositivo de almacenamiento iba a cometer una infracción, ¿os imagináis que al entrar al supermercado os dijeran "debes abonar 2 € por entrar porque asumimos que la mayoría de los clientes roban"? Y ahora resulta que ni pagando la música puede ser realmente mía porque no puedo hacer con ella lo que quiera, como dejarla en herencia a nadie.
Soy sincera, creo que seguiré desenchufada de la música por ahora porque mis reticencias hacia "lo ilegal" son muchas, pero seguiré sin pagar por música también. Ahora bien, ¿es eso lo que quieren? ¿Se dividirá la sociedad entre los que descargan música al margen de la legalidad y los que simplemente no escuchan música? Creo que la segunda opción es aún peor que la primera...

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